FERNANDO MORENA, SU VIDA, SU JUEGO Y LA IDOLATRÍA QUE DESPERTÓ
¿Qué representaba Fernando Morena para el fútbol uruguayo? ¿Qué cualidades técnicas tenía (además de ser un goleador)? ¿Qué representaba para la sociedad uruguaya? Esas son algunas de las preguntas que tratarán de reconstruir la carrera de Fernando Morena, el máximo goleador de los campeonatos uruguayos y, como apuntan algunas voces, un jugador que marcó una época dentro y fuera de las canchas.
La carrera de Fernando Morena tomó relevancia en 1973, cuando fue contratado por un Peñarol que se planteaba el objetivo de cortar la racha ganadora de Nacional, que acababa de lograr el cuarto Campeonato Uruguayo de manera consecutiva. Cortar el quinquenio tricolor era la premisa, misión para nada fácil que recaía sobre un joven de 21 años que venía de jugar en Racing y RiverPlate. Pablo Muró, autor de El Nando: Biografía futbolística de Fernando Morena, dice que el Potrillo siempre asumía responsabilidades: “Además, se sabía que de chico era hincha de Nacional. Todos conocemos el gol sobre el final en 1982, para ganar la Libertadores contra Cobreloa, sin embargo, él te dice que su gol más importante no fue ese, sino el que le metió a Nacional en el 73 para ganar el Uruguayo y cortar el quinquenio”. En conversación con Túnel, Muró contó que algo que empezó con el objetivo de divertirse, escribir y homenajear a su ídolo de la infancia, terminó con la publicación de un libro: “Empecé a ir a la biblioteca del Palacio Legislativo tres veces por semana, una hora cada día, a escanear diarios de 1969 a 1984. Escaneé cerca de diez mil páginas de diarios con todos los partidos que jugó, las fichas y los comentarios”.
Fernando Morena es uno de los máximos ídolos de Peñarol. Jugando para el Manya logró siete Campeonatos Uruguayos, una Copa Libertadores (es el segundo goleador histórico de esa copa, con 37), una Copa Intercontinental y marcó más de cuatrocientos goles contando partidos amistosos (en el Uruguayo tiene el récord de goles en una temporada, 36, y ostenta también el récord nacional con 230 goles en el torneo local). Fue el goleador del Uruguayo en siete ocasiones y también llevó sus goles a Europa: Rayo Vallecano y Valencia lo vieron ponerse sus mejores telas. Fue campeón de la Supercopa de Europa con el Valencia, en 1980, anotando un gol en la final ante NottinghamForest.
Antes de todos esos logros, sus comienzos en Primera División fueron en RiverPlate (tras su paso por las formativas de Racing). En el darsenero jugó entre 1969 y 1972 y anotó 27 goles. Con la selección uruguaya disputó 54 partidos y marcó 22. Con la Celeste fue campeón de América en 1983. Su paso por Boca Juniors fue el menos extenso: siete partidos y un gol.
La construcción del jugador
“Hay claramente cuatro fases. La inicial en RiverPlate, donde era un incipiente proyecto de delantero por izquierda (jugaba de puntero izquierdo), un jovencito más de los de buenas condiciones y aplicado. No era un proyecto deslumbrante, un futuro segurísimo por el que disputarían Peñarol o Nacional; no era un ChinoRecoba o un Matías Arezo, ni siquiera un Brian Ocampo”, narra el periodista y comunicador Rómulo Martínez Chenlo. Y agrega: “Su segunda etapa, la de Peñarol, fue espectacular, avasallante. Rápidamente, en un año, todo giraba alrededor de él. Transformaba en gol y en triunfo todo lo que tocaba con Peñarol, y asumió un impactante liderazgo futbolístico que también ejercía una atracción positiva sobre su colectivo y derramaba hacia la gente de Peñarol. Ello polarizó las cosas con Nacional. La gente de Nacional lo odiaba”.
Sobre su salida al exterior, a jugar en el Rayo Vallecano que dirigía Héctor Pichón Núñez, el periodista floridense apunta que, en esta su tercera etapa como futbolista, la grandeza del jugador quedaba demostrada de hecho: “Creo que nosotros acá no nos dábamos cuenta lo que era el Rayito, se había ido a un equipo muy menor y había hecho goles y un campañón. Después pasó al Valencia, ese sí es un grande, hasta que se dio su regreso”. Claro, el famoso “A Morena lo traemos todos”, jingle con el que crecieron muchos niños y niñas en loop.
Dice Martínez Chenlo: “La cuarta etapa es épica, por su retorno en plenitud, por la avivada de alguno que tiró al pueblo la idea de que no lo trajera Peñarol, sino la gente. Y a Morena lo trajeron todos y fue brutal. Se sabe, ganó todo y además iba camino a mejorar su único punto débil, la Celeste, cuando la fractura de René Torres en 1983. La fractura terminó su carrera por más que se retiró campeón de la Liguilla de 1984 y que después volvió oscuramente para la Libertadores de 1986”.
Estaban los aficionados, los hinchas de Peñarol y adoradores de Morena, los periodistas, pero también sus pares, los futbolistas. Uno muy bueno, Julio César Giménez, el Pibe de Oro, recuerda en Garra, las páginas deportivas de La Diaria: “Yo ya estaba en Peñarol cuando él vino de River. Ya demostraba que era uno de los mejores 9 que vi. Muy profesional, muy inteligente, porque ya sabía que, si lo marcaba un zurdo, arrancaba para el lado de la derecha. Yo era un jugador de pelota y me chupaba un huevo quién jugaba, ni conocía. Él conocía a todos: sabía cuánto calzaba, cuánto medía, cuántos partidos jugó”.
Los entrevistados destacan sus condiciones técnicas, su condición atlética, su oportunismo y ser un tipo “extremadamente inteligente, que hizo pesar su desarrollo de conocimiento para explotar y acompañar a sus compañeros en un gran lugar como Peñarol. Su esfuerzo, sus desarrollos trabajados, su capacidad de entender cómo, cuándo y por qué lo convirtieron en ese individuo absolutamente determinante”, dice Martínez Chenlo. Su lateralidad, su pegada, sus movimientos sin pelota, su ubicación en el área lo ponían por encima de sus rivales. “Era avasallante a juego, no a fuerza”, remata el periodista.
Los caminos de la vida
Fernando Morena nació en Montevideo el 2 de febrero de 1952. En los recreos del colegio Maturana dejaba mostrar sus dotes futbolísticos. Nació en Punta Gorda y su niñez estuvo atravesada por Punta Carretas, en la calle Patria. El barrio y su cercanía con el Club Atlético Defensor lo hicieron vestir esos colores en básquetbol. De hecho, llegó a jugar en Defensor y en la Liga Palermo. Después, el colegio La Mennais y el Juan XXIII también fueron parte de su vida antes del salto a la fama, previo a que fuera la figura más buscada. “El tipo era crack, parecía de clase social alta cuando los futbolistas solo podían ser bestias. Los vehículos por los que llegabas a armar tus propios relatos de otros individuos, otros colectivos, eran la tribuna, donde solo se podían calificar aptitudes técnicas, infladas o descalificadas por nuestra bestialidad de hinchas, los diarios, y la radio”, cuenta Rómulo Martínez, quien agrega: “El día de su casamiento, que lo pasó Canal 10, me parece que fue tapa de los diarios, y esas cosas, parece, lo alejaban un poco del populacho. Pero no de todo el populacho, no de todas las clases sociales, porque en el mundo Peñarol era y sigue siendo Dios”.
La figura de deidad, el aura de ese jugador trascendía, esa cuestión de persona inalcanzable en épocas en que no existían ni los Messi ni los Ronaldo parece estar impregnada hoy y mañana también en los hinchas carboneros. “Para los peñarolenses Morena era nuestro orgullo más grande. Era una figura inalcanzable, pero nuestro y solo nuestro. Recuerdo que muchos no le decían ni Fernando, ni Potrillo, ni Morena. Para referirse a él le decían El Hombre. Era la forma más laica y uruguaya posible de llamarlo ‘Dios’. Es que Fernando tenía un comportamiento milagroso”, narra el docente de historia Pablo Vega a Túnel. Vega habla de Morena y se sigue emocionando. Parecería que ese amor tan puro y real de la niñez no conoce de olvidos. Dice Vega: “Verlo en persona cada vez que íbamos a la puerta de la América a esperar la salida de los jugadores era muy raro, era ver a Clark Kent. Éramos decenas que lo acompañábamos cien metros hasta el auto, y si bien no había selfies, él le acariciaba la cabeza a cada niño y les regalaba una sonrisa. A todos. Creo que también aquella era una sociedad que sufría la dictadura, Montevideo era una ciudad abrumadoramente triste, aburrida, pesada, silenciosa, fría. No había política, teníamos televisión con cuatro canales de seis de la tarde a doce de la noche, el fútbol pasaba el calderín y recogía todas las ansiedades y los sueños del pueblo”.
Momentos de resistencia
Morena fue determinante en la historia de Peñarol con goles que valieron títulos, récords que hasta hoy en día no han podido batirse, pero en la Selección uruguaya no brilló como en los clubes donde jugó. Sin embargo, fue campeón de la Copa América 1983, incluso no habiendo jugado los últimos partidos. La historia es conocida, René Torres, de Venezuela, le entró durísimo y el destino estaba escrito: fractura de tibia y peroné para el delantero celeste. “Cuando volvió de España, Fernando era otro jugador. Se tiraba mucho más atrás y jugaba, distribuía y asistía. Y ese papel lo estaba cumpliendo en la Copa América del 83 cuando lo quiebran. El 9 más adelantado era Wilmar Cabrera, y a Morena lo lastiman porque viene a buscar una pelota al campo propio, ese gesto era desacostumbrado en el Fernando pre-Rayo Vallecano”, recuerda Pablo Vega.
La prensa le caía mucho a Morena en ese entonces por sus actuaciones con la camiseta celeste. Algunos dicen que recaía sobre él la responsabilidad de los malos resultados a nivel de selecciones. El autor Pablo Muró remarca que “verdaderamente, su actuación con la Selección no quedó a la altura de lo que fue su actuación con Peñarol”. “Nos llamaba mucho la atención cómo muchos periodistas y algunos medios que tenían para el público una llegada mucho más directa que ahora, atacaron a Fernando, y eso fue tema de conversación muchas veces en mi casa. Recuerdo que toda mi familia defendía a Fernando ante los ataques de Víctor Hugo, Juan Carlos Paullier, Juan Ángel Miraglia y algunos otros periodistas de aquel momento que salían en un programa que se llamaba Muy comentado, en Canal 4. Así que mi punto de partida en la relación con Morena iba a ser la del niño reivindicador. Para nosotros no era que Morena jugara mal en la Selección, sino que la Selección le hacía mal a Fernando”, relata Vega.
Unos años antes Uruguay no clasificó al Mundial que se disputó en Argentina, en 1978. La selección compartía grupo con Bolivia y Venezuela en las clasificatorias, pero no pudo meterse en la Copa del Mundo. Morena fue responsabilizado entonces por algunos periodistas, especialmente por Víctor Hugo Morales, que había sido vetado por los futbolistas aurinegros, quienes ya no le daban notas a Radio Oriental, según el relator a instancias del goleador de Peñarol y de Walter Corbo, golero aurinegro. “A mí el capítulo Morena no es algo que me dé satisfacción. Aun si tuviese razón, es un capítulo muy pobre de mi vida. ¿Por qué? Porque fue un problema personal que se trasladó a mis páginas y a mis relatos”, contó Morales en El tipo de la radio: Trayectoria radial de Víctor Hugo Morales en el Río de la Plata.
Recomendaciones
La carrera deportiva de Fernando Morena ‒y también su vida‒ tuvo una extensa cobertura en medios, tanto en televisión, prensa escrita como audiovisual. Túnelrecomienda seis piezas que ayudarán a entender mejor por qué Morena es sinónimo de gol. Y de Peñarol.
Tal vez la nota de prensa más detallada haya sido el perfil escrito por Ramón Mérica en 1973. Este reportaje se puede encontrar en internet y en el libro El equipo soñado: 20 goles de perfil, publicado en 2018 por Ediciones de la Banda Oriental. Es mucho más que una entrevista, es una pieza literaria; Mérica se metió en su casa, en el cuarto donde dormía, describía las situaciones que se vivían en la casa, comentaba cosas con su madre y con su padre, ¡hasta lo despertó a Morena! Luego, lo subió a un auto, lo llevó a la playa, lo hizo hablar de Peñarol, de Nacional, de política. El jugador admitió que tanto Nacional como Peñarol le pagaban lo mismo, pero la decisión la tomó una vez que se reunió con el presidente tricolor, Miguel Restuccia: “Me recibió en la casa, sentado así, de costado, con un cigarro y me hablaba desde arriba, no me miraba, miraba para el costado, y yo estaba con unas ganas de tomármelas, volaba de rabia, hasta que al final terminamos de hablar y me fui. Al salir de ahí sabía que no iba a Nacional. El tipo me cayó mal de entrada”. Su carrera fue formidable, y no era casualidad: “Yo no me puedo olvidar de ningún detalle. Tengo que cuidarme en el físico, cuidarme en las comidas, cuidarme en las relaciones sexuales, pero más que nada cuidar algo mucho más importante: la imagen”. Un adelantado.
‘El gol 500 de Fernando Morena’, artículo de El País de Madrid del periodista Alfredo Relaño, que trae al recuerdo, como menciona el título de la nota, la conversión del gol número 500 del Nando, cuando jugaba en Valencia. Además de contar cómo fue el gol, recuerda la llegada a España de Víctor Hugo Morales, quien viajó especialmente para relatar ese gol del uruguayo. ¿Por qué esta nota fue escrita en marzo de 2021? Fácil, porque Luis Suárez alcanzó esa cifra goleadora jugando para Atlético Madrid.
Fernando Morena: el nombre del gol. El legendario programa de televisión conducido por Julio Sánchez Padilla, Estadio Uno,cuenta la vida y la carrera de Morena en un documental que combina entrevistas con el protagonista (también con futbolistas y entrenadores, como IldoManeiro, Jorge Barboza, Héctor Núñez, entre otros, y hasta el doctor Walter Rienzi), imágenes de archivo y la narración a dos voces de los periodistas y realizadores del trabajo audiovisual que se encuentra en Youtube: Juan Carlos Scelza y Eduardo Rivas. No hay dudas: Morena era una celebridad (su casamiento fue televisado en directo por televisión, en 1975) y queda demostrado en la vuelta del Nando a Uruguay para volver a jugar en Peñarol, en 1981. La tarde de su llegada al aeropuerto de Carrasco, la conferencia de prensa ante ocho mil personas en el Palacio Peñarol (con Washington Cataldi echando humo a su lado) y una frase para la historia: “Si yo en agosto del 79, cuando me fui al Rayo Vallecano, hubiera sabido que la gente de Peñarol me quería como me quiere, no me hubiera ido nunca”.
El Nando: Biografía futbolística de Fernando Morena, libro de Pablo Muró editado por PenguinRandomHouse en 2018 da la posibilidad al lector de atender a una de las últimas notas realizadas a Morena, quien por cuestiones de salud no conversó con Túnel. “A través de un amigo conseguí el teléfono de Fernando, lo llamé, me presenté, me recibió en su casa y me aparecí con dos ejemplares encuadernados, muy prolijos. Uno para él, para que tenga como recuerdo, y otro para mí, autografiado por mi ídolo. Con eso ya estaba orgulloso yo, hasta que en 2018 Jorge Barrera me instó a contactar alguna editorial. PenguinRandomHouse se interesó, me hizo editarlo (tenía más de seiscientas páginas y demasiados detalles), me pidieron que entrevistara a Morena, que me recibió en su casa para hacer un par de entrevistas y finalmente se publicó. La presentación en el Palacio Peñarol, junto con él, fue como tocar el cielo con las manos”, cuenta Muró a Túnel.
‘Morena, siempre Morena’, columna de opinión de Jerónimo Rocca en La Diaria, en 2013. Rocca comienza hablando de Arturo Pérez Reverte para terminar contando que tuvo la suerte de jugar en la cuarta y tercera división de Peñarol y enfrentar en las prácticas a Fernando Morena. Dice el periodista: “Dentro de los que viven en ese frío confort que otorgan las etiquetas, están los que piensan que Fernando Morena fue un gran goleador pero que fracasó como director técnico. Los entiendo, porque todavía no se han enterado de que Morena fue campeón de América y del mundo dirigiendo a Peñarol”. Rocca te la deja picando y describe cómo se comportaba el Potrillo en los entrenamientos. Era un técnico adentro de la cancha (junto con su ayudante, Walter Indio Olivera), pero no por ello pasaba por encima del director técnico “oficial”: “Hugo Bagnulo era inteligencia emocional en estado puro y tenía una fuerte personalidad. Pero don Hugo era un sabio y tenía claro que si algo funcionaba había que dejarlo fluir”.
Muchas gracias jugadores,programa de 2016 conducido por los periodistas y comunicadores Martín Rodríguez y Gonzalo Delgado en Canal 10. En 47 minutos, con Morena invitado en piso, hacen un repaso por su carrera y la entrevista es bien acompañada por mucho material de archivo. Se puede ver en Youtube.